La transparencia juega un papel esencial en la construcción de sociedades más abiertas al escrutinio, capaces de fomentar una participación creciente en el diseño y evaluación de las políticas y, por lo tanto, de una mayor rendición de cuentas.
Toda entidad de gobierno o que perciba recursos públicos tiene el debe de informar, dar cuentas y poner a disposición de sus ciudadanos la información pública. Para proteger los derechos y las garantías de las personas, es imprescindible que las acciones queden sujetas al escrutinio público, como base fundamental para la construcción de una cultura de transparencia.
De hecho, un poderoso incentivo para que la autoridad funcione con una reducida discrecionalidad y apegada a la normatividad vigente, deriva de la posibilidad de que los particulares cuenten con medios para revisar las acciones de sus autoridades y órganos públicos, o financiados con recursos públicos, a través de procedimientos claros y sistemáticos de acceso a la información.